Con un mercado laboral cada vez más competitivo, resulta fundamental para los profesionales crear una marca personal que les ayude a diferenciarse de la competencia.
Ya trabajes por cuenta propia o ajena, encontrar tu propia voz y que te reconozcan como profesional independientemente del puesto que ocupes es fundamental. Y para ello está la marca personal. Pero…¿qué es exactamente?
Por marca personal entendemos el conjunto de características que nos representan y el recuerdo o huella que generamos en los demás con ellas. Trabajarla y potenciarla es uno de los retos a los que se enfrentan los profesionales que quieren destacar frente a los demás.
Contar con profesionales con una marca personal potente aporta valor a las empresas, pero para conseguirla es importante trabajarla y no de cualquier manera. En primer lugar hay que comprender que para generar una marca personal hay que seguir el mismo proceso que para generar una marca comercial. Para ello las primeras preguntas que tendremos que hacernos serán: qué quiero vender y a quién.
Una marca personal debe ser auténtica. Es decir, debe ser representativa acerca de quién eres. De nada sirve generar una imagen falsa que después no se asemeje a la realidad. Por ello, antes de nada, debes tomarte un tiempo para analizar en qué eres bueno, qué te diferencia de los demás, dónde te quieres enfocar y a dónde quieres llegar. Eso te ayudará a enfocar y a ubicar tu marca.
Destacar también que la especialización siempre será bienvenida. Es decir, si eres muy genérico competirás con mucha más gente, pero si te centras en temas específicos dentro de tu sector será más fácil diferenciarte. Recuerda, menos es más. No se trata de abarcar mucho, sino de trabajar un nicho concreto. Pregúntate qué información te gustaría tener a ti que no estás encontrando y ahí podrás encontrar un hilo del que tirar.
Una vez que ya has determinado cuál es tu lugar y dónde te quieres posicionar el siguiente paso es definir unos objetivos. Ojo, objetivos sí, pero realistas. La marca personal no es milagrosa ni se construye en un mes, así que llevará un tiempo y mucha constancia conseguir resultados. Si apuestas por objetivos muy ambiciosos y poco realistas te frustrarás antes de tiempo.
Para evitar esto puedes establecer objetivos a corto y largo plazo. Hacerte estas preguntas te ayudará a definirlos: ¿Qué es lo que quiero?¿Cambio profesional? ¿Posicionamiento en el sector?¿Nuevas oportunidades laborales? ¿De qué tipo?
No es recomendable escoger muchos objetivos, con dos o tres será suficiente. Ya sabes, quién mucho abarca….
Con los objetivos ya definidos tenemos que buscar el nicho de mercado al que queremos dirigirnos. Hay que plantearse dónde está la audiencia a las que le interesa lo que tú puedes ofrecer.
No todos los sectores se manejan en los mismos entornos y por eso es importante que conozcas bien a tu público, para que tu mensaje quede perdido entre la amalgama de contenidos que se comparten a diario en Linkedin. Trata de ir más allá. Conocer bien a tu público objetivo te hará escoger los canales adecuados para dirigirte a él y no invertir tiempo y esfuerzo en canales en los que no vas a obtener un retorno claro.
«Conocer bien a tu público objetivo te hará escoger los canales adecuados
para dirigirte a él y no invertir tiempo y esfuerzo en canales en los que no vas a obtener un retorno claro.»
Ya sabes qué puedes aportar, lo que quieres conseguir y a quién tienes que impactar. Ahora debes centrarte en el cómo lo vas a hacer. Qué tipo de mensajes son los más adecuados y pueden generar un valor mayor en la comunidad a la que quieres llegar.
Como toda marca necesitas una imagen y una coherencia en ella. En función al tono, los mensajes y a la audiencia a la que te dirijas tu imagen variará. Es decir no es lo mismo dirigirte a un público juvenil que a uno más profesional o hablar de economía que de marketing digital. Al igual que la comunicación sigue unos códigos determinados en función del receptor, lo mismo sucede con la imagen. Utiliza fotos profesionales, cuida tu página web, escoge bien los colores y tu logotipo y se consecuente con lo que proyectas.
Ahora ya tienes todo lo necesario para comenzar a trabajar tu marca personal. Prepara una estrategia de contenidos y síguela. Lo importante es la regularidad. No se trata de comenzar con mucha motivación y luego abandonarlo. Es mejor ser realista con el tiempo que dispones y adaptarte a él.
Y recuerda, calidad es mejor que cantidad. No se trata de comentar y compartir todo tipo de noticias para llamar la atención – corres el riesgo de convertirte en un spammer más de los que inundan las redes – sino aquellas que aporten valor y una visión personal y diferencial.
En función a los objetivos establecidos tendras que determinar unos KPIs para medirlos y así ver la evolución que tu marca personal está teniendo y valorar si vas en buena dirección. Ejemplo: páginas vistas en la web, alcance y engagement en redes sociales…
Si has llegado hasta aquí esperamos que estés a tope de motivación y te pongas ya a trabajar tu marca personal. Los inicios siempre cuestan más, pero, con esfuerzo y constancia, estamos seguros de que lo conseguirás.