Parece inevitable, volvemos a elecciones, lo que nos lleva de nuevo a dos meses de campaña electoral. Ahora que volveremos a estar rodeados de mítines, carteles y eslóganes parece un buen momento para hablar de marketing político. Un término que suscita controversia, ya que sus detractores aseguran que juntar marketing y política nos lleva a un resultado en el que el político se convierte en producto y la política en un espectáculo. ¿Es eso lo que estamos viendo?
Tal y como explica Trejo Delarbe, Doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, de los debates en las plazas y la persuación cara a cara poco queda si estamos hablando de política. El marketing, los debates televisados y las encuestas han impuesto su ley, hasta el punto de que son muchos los que consideran que la política no existiría como actividad si no entraran en juego los medios de comunicación.
Lo que nos cuenta el marketing político es que debemos hacer de la candidatura de un líder un perfil expresivo, seductor, tranquilizante y confiable. ¿Cómo? Su aplicación a la política privilegia la expansión de frases o de imágenes contundentes. Más que proyectos lo que se discuten son eslóganes o perfiles personales.
El medio de comunicación elegido por los expertos en este sector y donde mejor se puede observar el comportamiento de los líderes políticos es la televisión. Un par de minutos en televisión propicia más votos que un recorrido por una docena de ciudades.
Los equipos de comunicación en los partidos políticos tienen en cuenta todos estos datos, tienen la necesidad de mostrar un perfil peculiar para persuadir a los electores y convencerles de que son la mejor opción. Es aquí donde los medios cobran importancia, ya que suelen presentar las elecciones como si en cada voto se solventara el destino de una comunidad o de un país entero. Lo podemos observar en el lenguaje que utilizan para referirse a los careos electorales: «batalla», «adversario» o «contundencia».
En campaña electoral, todos los objetivos se centran en enaltecer la figura del candidato, entienden que el lenguaje de la imagen y el discurso son dos herramientas poderosas que configuran un nuevo entramado, donde los partidos políticos quedan en segundo plano.
La campaña presidencial de Barak Obama ha sido una de las más estudiadas de los últimos años. Además, en la obra se trata un aspecto importante que surgió durante esa campaña, lo se conoció como las candidaturas 2.0 aquellas en las que las nuevas tecnologías ocupan un lugar cada vez más importante en las estrategias electorales.
Las reglas del juego han cambiado, ya que ahora de lo que se trata es de hacer campañas «de abajo hacia arriba», transformando el monólogo político en un diálogo con los electores. La televisión es el ágora central hasta el punto de que aquellos políticos que no salen en pantalla no tienen existencia real.
El marketing ha invadido los equipos de comunicación, esta ya es mucho más que la transmisión de propuestas, lo que importa es convencer de ser la mejor opción a elegir y para ello hay que tener en cuenta aspectos que hasta entonces eran impensables.
En esta entrevista hecha a Antoni Gutiérrez-Rubí en iRedes puedes conocer mucho más de este sector a través de un profesional que está en contacto directo con ello.
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