Nagore Urrestarazu es oftalmopediatra en el Instituto Clínico de Oftalmología de Bilbao, una institución que se dedica a la investigación y al cuidado de nuestros ojos. En concreto, la oftalmopediatría es la rama encargada de la visión de los niños. Nagore nos cuenta cuáles son los problemas más frecuentes y cómo afectan las pantallas a los más pequeños.
Pero, ¿por qué existe una diferencia en el estudio oftalmológico entre niños y adultos? Existen patologías propias de cada edad que deben tratarse de manera diferente con tratamientos específicos. El trabajo de Nagore y sus colegas no se queda solo en los primeros años, en ocasiones se traslada más allá de los 18 años porque estos problemas son procesos en desarrollo.
Y es que la cantidad de horas que pasan los niños delante de las pantallas ha ido en aumento en los últimos años. Nagore nos confirma que el uso excesivo de pantallas repercute en el número de casos de hipermetropía, por eso es conveniente dar pautas de higiene visual. Esto se traduce en limitar el uso de las mismas e intentar que el tiempo de ocio esté alejado de las pantallas.
El uso en exceso de pantallas puede provocar fatiga visual y que no se vea nítido, pero, la propia Nagore nos confirma que concienciar a los niños es complicado y es muy difícil alejarlos de las pantallas. Esta exposición lleva a problemas visuales e incluso adicciones.
Numerosos niños requieren de correcciones ante sus problemas de visión, siendo el uso de gafas el más extendido, algo que, en estas edades, puede hacer que sufran bullying. Pese a los cristales reducidos, las gafas son motivo de acoso escolar, aunque la propia Nagore nos confirma que los niños se adaptan mejor a las gafas que los adultos.
Sea por antecedentes familiares o sin ellos, es conveniente realizar una primera revisión visual a los cuatro años. Esta misma consulta ha aumentado el número de pacientes que asisten cada día a ella, y esto se puede deber a una mayor concienciación con la salud visual.
También es cierto que hay más casos a atender y que requieren de estudio, como la miopía por el uso de pantallas y móviles. Lo que ha evolucionado son los tratamientos. La incorporación del bótox es una de las últimas novedades o las lentes de contacto que frenan la progresión de la miopía.
Pese a ello, con las actuales cirugías es posible corregir la mayoría de los defectos de la graduación. Aunque el factor genético no es el único que afecta a la visión; también los ambientales, sociales o psicológicos.
“En torno al 30% de los pacientes tienen problemas refractivos. El porcentaje en menores de 10 años en hipermetropía es muy alto. A partir de esa edad están creciendo los casos de miopía”. Por eso es esencial el proceso de prevención: los problemas en la visión de los niños se deben tratar lo antes posible pues el cerebro está en plena maduración y debes actuar rápido pues es el mejor momento por la plasticidad del cerebro.