Hace poco los ordenadores solo entendían el lenguaje binario: aquel que tiene solo 0 y 1. Es decir, los ordenadores no entienden los mensajes escritos tal y como tú se los envías. Primero debe convertirlos en un lenguaje que entienda, convirtiendo los sonidos, imágenes y textos en valores 0 y 1. Sin embargo, con la llegada de la navegación cuántica esto va a cambiar.
De acuerdo, ese era el paradigma hasta hace poco, pero todo cambia y más en computación. Recuerda esta palabra: transistores. Los transistores indican este lenguaje de 0 y 1 y determinan cuál es el código numérico que se corresponde a un mensaje, todo esto es posible gracias a los transistores. Con los ordenadores cuánticos, se abren otras posibilidades, ¿quieres seguir leyendo?
Como comentaba antes, los transistores permiten a los ordenadores, y todo tipo de dispositivos tecnológicos, convertir nuestras señales en lenguaje binario. Con los ordenadores cuánticos estas posibilidades se abren, pues no solo admiten 0 y 1, sino toda una gama de valores mucho más amplia.
¿Conoces la historia del gato de Schödinger? Un gato podía estar vivo y muerto a la vez. Sin entrar en explicaciones demasiado científicas: solo abriendo la caja donde se encuentra podemos saber si tiene vida o ya no. Es decir, su valor puede ser 0, 1, otro o los dos a la vez. ¡Pobre gatito!
¿Y si aplicamos esto a los ordenadores? Ya no van a entender solo 0 y 1, van a entender el 0, el 1, todos los valores, o los dos a la vez. ¡Qué locura!
El lenguaje binario puede ser así: 0-0, 0-1, 1-0, 1-1 (bit); pero si se usa la superposición cuántica se amplían sus capacidades, haciendo que el lenguaje sea más abierto y con más posibilidades.
Estos ordenadores son más rápidos, el primero lo creó IBM (¿quién si no?). La multinacional dedicada al desarrollo tecnológico ha dedicado mucho dinero y esfuerzo a la computación cuántica, que de momento está en fase de pruebas, pero será una realidad.
Los ordenadores cuánticos presentan una diferencia clave con respecto a los ordenadores de uso cotidiano: su rapidez.
También tienen un gran inconveniente: su dimensión. Están lejos de las proporciones de los ordenadores de nuestro día a día y necesitaremos una habitación exclusiva para el pequeño. Estos ordenadores todavía están en desarrollo y parece que tardarán algunos años en estabilizarse, pero multitud de empresas como Google, IBM o Intel están desarrollándolos.