Pequeñas ventanas al arte

 

El pasado jueves, y casi en el último minuto, nos avisan de una exposición de arte un tanto peculiar. En un estudio fotográfico de la calle 72, se presentaba “Porque la necesidad tiene cara de arte”. Una exhibición de 19 artistas, en la que por tan sólo unas horas, todas las obras expuestas se podían comprar en metálico y al único precio de 500.000 pesos cada una.

 

 

Iniciativa de Gustavo Niño y Andrés Matías Pinilla, artistas y amigos, perciben el evento más allá de la pura venta. Buscan jugar con el factor sorpresa, mostrar a artistas y obras que no se ven muy a menudo y, así, poder trazar un recorrido artístico sin tener un protocolo establecido. Según Gustavo Niño, “la cosa era empezar a crear un mercado y conocer gente. Pero, en este momento, nos gusta hacer el evento y a la gente parece que también le comenzó a gustar la dinámica”. Al contrario que en una galería comercial, aquí existen unas limitaciones “tienes que traer la plata en efectivo, pagas de una vez y te llevas la obra de una vez” confirma Niño.

 

 

Entre las obras expuestas se podía disfrutar de dibujo, pintura, fotografía, ensamblajes y una escultura. “Esta vez tenemos de casi todas las técnicas, pero no siempre ha sido así. Simplemente traemos a artistas o trabajos que nos interesan, que nos gustan y queremos que estén acá”. El precio de venta era el mismo para todas las obras, que sólo de 7 de la tarde a 9 de la noche, se podían comprar por 500.000 pesos, “sabemos que son obras con un precio mayor en la calle, pero ahí está la gracia, nosotros no somos un mercado constante y por ello, la gente debe aprovechar el momento” concluye Gustavo.

 

La iniciativa va creciendo en cada edición. Nuevos compradores, nuevos coleccionistas invitados y nuevos curiosos del arte que ven, en este tipo de evento, la oportunidad de comprar una buena obra a un precio asequible. Cada vez en un nuevo lugar, improvisado y casero. En esta ocasión, el estudio fotográfico Espinel&Caicedo fue la sede. Y, la terraza del mismo, el lugar en el que compradores, artistas y amigos compartían de forma distendida una buena conversación, acompañada de cerveza artesanal y buena música. Sólo esperamos que, en la próxima ocasión, avisen con más tiempo.

 

 

* Fotografías cortesía de Juan Moreno Espinel.